2001

This post is also available in: Español (Spanish)

ACERCA DE LA EXPOSICIÓN


Múltiple

CURADURÍA: Tamara Díaz Bringas  y Luis Fernando Quirós

 Julio – Setiembre 2001

Había una vez… había una vez… y una y otra vez la misma frase, previniéndonos del comienzo de una nueva historia. Como en los cuentos infantiles, la repetición podría suponer la promesa de lo diferente. Confiados en esa posibilidad, esta muestra se sitúa en el “múltiple”, extendiéndolo desde la obra seriada hasta aquello que se considera repetido, copia, derivativo y su consiguiente abandono de las ideas de originalidad, unicidad, autenticidad.         Tamara Díaz

Lo múltiple nos lleva a la estandarización, a las secuencias, a las estructuras repetitivas, imbricaciones de la Teoría de la Gestalt y la Industrialización que marcan lindes desde finales del siglo XIX. La misma actitud hacia lo plural la encontramos en la escritura jeroglífica, la cuneiforme, las grecas, los ideogramas orientales y prehispánicos de América, así como en diversos períodos de la historia del arte.                                                          

Luis Fernando Quirós

Múltiple incluye desde la serialidad nunca idéntica de producciones manuales -a través, por ejemplo, de las piezas de Gabriela Jiménez y Thomas Glassford– hasta formas de repetición más vinculadas a tradiciones culturales. 

Y es que un orden cíclico parece presidir casi todas nuestras celebraciones, tanto como nuestras rutinas. Así, en la muestra ciertos contenidos culturales de raigambre cristiana son actualizados de forma diferente en el ámbito cotidiano, a través de propuestas como las de Henry Vargas y Rocío Con. 

De manera similar, la repetición de algunos patrones en los dibujos de Eugenio Murillo alude, mordaz, a ciertos comportamientos o rituales de la socialidad. Por su parte, José Alberto Hernández juega a combinar estados de ánimo tipificados en vocablos de expresión local, proponiéndolos como piezas de un Autorretrato. Mientras, Arturo Papadopolo nos invita a un reflexivo Alto, que resuena hasta el infinito en la duplicación del número 7. 

Como se sabe, es propio de expresiones como la fotografía y el grabado su condición serial; la posibilidad de obtener varias imágenes de una única matriz. Ahora bien, esa cualidad también puede ser tematizada desde esos mismos medios. Por ello, en la obra Multitud sin nombre, de Sila Chanto, la repetición es aprovechada en un nivel semántico. 

Además, una obra de edición puede constituirse a partir de los más diversos objetos, como en el caso de la propuesta serial de Liliana Porter y sus alumnos.

Igualmente, la muestra incluye también derivaciones del múltiple desde el ámbito de lo pictórico. Así, en la propuesta de Guillermo Tovar la pintura –obra aurática por excelencia- toma en préstamo personajes de los dibujos animados tanto como de la historia del arte, renunciando a cualquier cometido de originalidad o estilo individual. Por otro lado, Rolando Faba nos enfrenta al equívoco de una falsa serialidad, al ofrecernos un obstinado ejercicio de repetición de una misma pintura, comenzada cada vez de nuevo.  

De manera similar, Herbert Bolaños apela a la ambigüedad de sus series, singularizando cada parte con las señas físicas del modelo; recurso lúdico, humorístico, que la hace cercana a la obra de Rodolfo Morales, donde el objeto industrial es recuperado para conducirnos a la duplicación de nuestra propia imagen, allí donde menos esperábamos encontrarla.  

En ese sentido, Priscilla Monge aprovecha la narrativa del melodrama, de cierta estética de telenovela, fingida en sus argumentos y su predecible tragicidad; cita también al pop en la exageración de los labios, los colores brillantes y -sobre todo- en la exhibición del artificio, que finalmente hace fracasar la farsa al develar su propia convencionalidad. Por su parte, el vídeo de Joaquín Rodríguez del Paso toma directamente de la televisión la superabundancia de imágenes y mensajes reiterados como ruido, en contraste con espacios de silencio y meditación que refieren ciclos naturales. 

Precisamente, atenta a una lógica serial de la naturaleza, Cecilia Paredes procede reuniendo series por su familiaridad, estableciendo relaciones entre formas cercanas. Finalmente, un ejemplar de la revista Cenizas, editada por Rolando Castellón, sirve de epílogo al proyecto, abriendo infinitamente el campo de lo múltiple.

De tal modo la muestra afirma su inconclusión, sabiendo que siempre hay un retorno o una repetición posible. Pero lo bueno sería que, en su vuelta, traiga además la sorpresa que puede seguir a cualquier reiterado “había una vez…”                                               

Tamara Díaz Bringas.

INFORMACIÓN


ARTISTAS: Hebert Bolaños (Costa Rica), Rolando Catellón (Costa Rica), Sila Chanto (1969-2015), Rocío Con, Rolando Faba, Thomas Glassford, José Alberto Hernández, Gabriela Jiménez, Priscilla Monge (Costa Rica, 1968), Rodolfo Morales, Eugenio Murillo, Arturo Papadopolo, Cecilia Paredes (Perú, 1950), Liliana Porter (Argentina, 1963) con alumnos de Queens College New York, Fabián Berenbaum, Heather E. Dunn, Michales´s Bookmark, Takuya Fukumoto, Karen Griswold, Ioannis Haldeos, Lian Mei Huang, Lisa Kalomeris, Soo Young Lee, Peter Lifari, Hojang Liu, Jane Pichuck, Amy Sinclair, Chris Stuber, Eunno Yoon, Joanquín Rodríguez del Paso (México, 1961-2016), Guillermo Tovar (Costa Rica, 1977), Henry Vargas, Fábrica Nacional de Trofeos. 

SALAS: TEOR/ética

This post is also available in: Español (Spanish)