1999

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ACERCA DE LA EXPOSICIÓN


Abigail Hadeed: Imágenes de Acero

CURADURÍA: Virginia Pérez-Ratton

10 AGOSTO – 27 SETIEMBRE 1999

 

TEOR/éTica tiene el agrado de presentar su segundo proyecto de exposición en su sede local. Se iniciará con la inauguración de una exposición de fotografías en cajas de luz de la artista trinitaria Abigail Hadeed, el martes 10 de agosto a las 7:30 pm en su sede del Barrio Amón.

Estas fotografías, de la serie STEEL IMAGES (Imágenes de acero) realizada por la artista alrededor de 1994 en Puerto España (Trinidad y Tobago), son testimonio de la vida de las orquestas metálicas de Trinidad. Estas orquestas se originan cerca de los años 50, cuando la población trinitaria de origen africano se apoderó de los estañones desechados por la industria petrolera para modificarlos y convertirlos en instrumentos musicales adaptados a las necesidades y deseos imperativos de esta población. Es así como los estañones son vaciados y limpiados, luego se les elimina la tapa y se vuelcan, utilizando el fondo como la base para convertirla en un “cello pan”, un “guitar pan” o un “tenor pan”. Los “bass pans” (bajos) se hacen con estañones sin cortar, solamente afinados para dar el tono correcto.

Quién prepara el estañón martilla pacientemente el fondo hasta que resulta una especie de cuenco o de palangana redondeada, luego el afinador prosigue martillando y marcando ciertas áreas para lograr toda una gama de notas en un solo estañón. El sonido de estas orquestas es muy particular. Su versatilidad es muy grande pues pueden interpretar desde calypso hasta Beethoven, ya que algunos de estos estañones reproducen el sonido de otro tipo de instrumento, como las cuerdas, de manera sorprendente.

Estas orquestas, producto de la inventiva popular, resultado de la enorme imaginación de un pueblo que busca transformar su situación vital de manera creativa, ensayan por las noches en lotes baldíos de barrios marginales de Puerto España, sobre todo en el área de Laventille. No es extraño ver encierros de malla ciclón que protegen los instrumentos bajo precarios techos de zinc, con un galerón aledaño donde a partir de las seis o siete de la noche empiezan a aparecer los miembros de la orquesta, sus hijos y amistades. Inicialmente llegan los que necesitan más práctica, luego se presentan los más profesionales y poco a poco se integra todo el grupo en una práctica que va tomando el tempo y la energía cada vez más, para terminar el ensayo en una algarabía de instrumentos a tope. Hay más de 60 orquestas de estas en Puerto España, y que han sido mundialmente conocidas a través del famoso carnaval trinitario.

Estas orquestas ensayan con este carnaval en mente, y producen creaciones para el mismo cada año. El carnaval pre-cuaresma tan famoso de Trinidad—el “más”, como se le llama localmente—es conocido en el mundo entero. Durante los desfiles del carnaval, las orquestas tocan y caminan al mismo tiempo. Algunos de los estañones son montados en estructuras que ruedan, para que el músico vaya empujándolos al mismo tiempo que tocan. En el centro de grupos que llegan a tener más de cien músicos, está el “cuarto de máquinas”: montados en un tráiler tirado por una “chinga”, se encuentran los brazos más fuertes de los Steel Bands—son los encargados de la percusión, en la cual se utilizan todo tipo de chatarra mecánica, elementos pesados y duros de tocar como tambores de frenos, llaves y otros elementos automovilísticos. El sonido del cuarto de máquinas es el corazón que palpita violentamente el ritmo de la orquesta, la estructura de fondo que sostiene las interpretaciones.

Alrededor de los músicos y de las noches de ensayo, gravita todo un ambiente humano, niños que juegan, que andan en patineta o bici, jóvenes que vienen a ligar a algún músico que se inicia, abuelas que chinean a los nietos mientras el padre o la madre ensayan, otros que se vienen a tomar una cerveza o a fumar tranquilos, en fin, todo el tejido social de un barrio que se acerca a oír a su gente ensayar. Esto constituye una de las características de Puerto España, un sitio al cual se debe ir acompañado por un lugareño para ser recibido sin desconfianza. Pero una vez aceptado, la apertura de los músicos, que usualmente tienen otros trabajos en el día, es maravillosa.

Sin embargo, Trinidad y Tobago son destinos turísticos por excelencia. Y los encargados de la promoción del país no ven con ojos benevolentes este genial “caos ordenado” en que se producen los ensayos y la conformación de las orquestas. Les es preciso lucrar con estas escenas “típicas”, y de esta forma, algunos de los lotes baldíos o espacios dentro de los barrios marginales han sido arrasados, para construir moles de concreto con puertas y graderías para que los turistas puedan ver y oír los ensayos de manera “segura” y por supuesto, pagando. De esta manera, los locales quedan excluidos de una actividad que les ha sido propia durante casi 50 años, y las orquestas, como los conocidos “Desperados”, han sido desplazadas de un espacio público y popular a un espacio cerrado, construido para el turismo e inaccesible—en su propio terreno—para los populosos barrios marginales.

Las orquestas siguen tocando, los músicos siguen ensayando, sin embargo, está en peligro de perderse el espíritu que dio origen a estas orquestas y que mantiene una estructura social esencial de Puerto España.

Abigail Hadeed, fotógrafa formada en los Estados Unidos, inicia su experiencia práctica como reportera gráfica de tabloides. Persiguiendo la noticia, fotografiando las escenas de delitos y escándalos, se integra poco a poco en los sectores oscuros de la ciudad, y conoce el desarrollo de las orquestas y sus músicos. Este ensayo es el producto de meses de investigación y de contacto personal con todos ellos, una serie de fotografías tomadas con el ojo agudo y cómplice de quien siente profundamente su pertenencia a un contexto urbano y social complejo y fascinante.

El grupo de cajas de luz que se expondrán en TEOR/éTica a partir del 10 de agosto fueron expuestas en la última bienal de São Paulo dentro del segmento de Centroamérica y el Caribe curado por Virginia Pérez-Ratton, y cuyo título general fue “Centroamérica y el Caribe: una historia en blanco y negro”. La artista permanecerá en el país hasta fines de octubre, realizando un segundo ensayo fotográfico, esta vez sobre Costa Rica y particularmente sobre las poblaciones de origen africano de nuestro país. El conocido fotógrafo costarricense Jaime Tischler actuará como curador de una segunda muestra que será el resultado de estas investigaciones.

Acompañando la muestra habrá dos charlas impartidas por Santiago Olmo, fotógrafo, escritor, crítico y curador español, quien además de iniciar la curaduría de la exposición del fotógrafo Carlos Jinesta, a realizarse a finales de noviembre, como una reflexión sobre el género del paisaje y la idea de la postal en los términos en que fue iniciada hace más de un siglo, renovada a través de la fotografía, presentará las dos conferencias siguientes:

INFORMACIÓN


ARTISTAS: Abigail Hadeed (Trinidad y Tobago, 1963)

SALAS: TEOR/ética

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