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ACERCA DE LA EXPOSICIÓN
El dónde estoy va desapareciendo
Mariana Castillo Debal
28 febrero – 26 mayo, 2013
Curada por: Inti Guerrero
La obra de Mariana Castillo Deball aborda la manera en que los acontecimientos, la historia y la cultura han sido escritos, archivados, ordenados y distribuidos. Gran parte de sus trabajos se interesan por las formas en que la exhibición de objetos arqueológicos se ha diseminado históricamente a través de copias, ilustraciones, libros e incluso réplicas. Para la realización de cada una de sus piezas, Castillo Deball se embarca en un arduo proceso de disección de archivos y familiarización con la bibliografía del objeto histórico que la motiva. No obstante, sus piezas proponen un lenguaje visual y una cierta materialidad que trasciende la mera apropiación del archivo, y a la vez se alejan de hacer del pasado un fetiche.
Para esta exposición, la artista ha realizado una instalación de dibujos y una animación alrededor del Códice Borgia, uno de los manuscritos precolombinos más resplandecientes proveniente del altiplano central de lo que hoy llamamos México. El Códice Borgia es considerado de gran valor para comprender de qué manera antiguas civilizaciones entrecruzaban la mitología, la religión y el uso de un sistema de calendario para la producción agrícola. El manuscrito salió a la luz pública en tiempos modernos, a comienzos del siglo XIX, luego de que el viajante y científico Alexander von Humboldt escribiera de su existencia, al encontrarlo entre las pertenencias del Cardenal Stefano Borgia. El Cardenal Borgia, quien vivía en Roma, había adquirido el manuscrito de la colección de antigüedades americanas de la familia Giustiniani. Tras su muerte, el códice, que llevaría su nombre hasta la actualidad, pasó a ser propiedad del Vaticano, donde aún se encuentra en la Biblioteca Apostólica.
Los códices son libros de láminas dobladas, hechas con pieles de venado y papel, cosidas entre si para lograr una extensa superficie que luego es doblada en forma de acordeón. El Códice Borgia consiste en 37 paneles pintados por ambas caras de esta superficie. Sus creadores ejecutaron escenas pictóricas y glifos utilizados en calendarios. El lugar específico donde fue hallado el códice en México es incierto. No obstante, a lo largo del siglo XX, tras varias generaciones de tesis antropológicas, se ha determinado que sus figuras poseen características también encontradas en códices precolombinos excavados en el altiplano mixteca; en las áreas montañosas del sur de la ciudad de Puebla.
La primera vez que se hizo público el contenido del Códice Borgia fue cuando el anticuario irlandés Lord Edward Kingsborough publicó unas pinturas hechas a mano de las láminas del códice, como parte de una serie de impresiones titulada “Antigüedades de México” (1831-1848). En la última década del siglo XIX, aquella edición de réplicas “originales” fue transferida en facsímiles litográficos como parte de una edición de impresiones de varios códices pictóricos provenientes del valle central mexicano. En esta versión de reproducción mecánica y mayor distribución, las láminas venían acompañadas por comentarios descriptivos e interpretativos a cargo del entonces famoso antropólogo alemán Eduard Seler. La mirada de Seler, titulada “Der Codex Borgia und die verwandten aztekischen” (El códice Borgia y pictografías aztecas afines), estaba igualmente informada por la descripción del códice hecha al final del siglo XVII por parte del jesuita mexicano José Lino Fábrega, quien hablaba nahuatl A su vez, son las memorias de Fábrega citadas en las memorias de Humboldt a las que Seler hace referencia. De esta manera, la voz impresa de Seler, de distribución masiva e interpretativa de una reproducción occidental del códice original, catapultaba una sucesiva cadena de apropiación, interpretación y reproducción de conocimiento, guiada a través de los ojos de otros.
Durante seis meses la artista Mariana Castillo Deball comenzó a familiarizarse con la forma del trazo y las figuras del códice al copiar las escenas de éste, tomando la posición del Tlatoani (quien dibujaba las historias en nahuatl). Luego de un tiempo, la artista comenzó a trazar y comparar las cadenas de interpretación y las diversas representaciones del códice, viendo de cerca el canibalismo de fuentes y referencias en la palabra de quien lo estudió en el pasado. Los dibujos que se encuentran en las paredes de TEOR/éTica son las composiciones y versiones de narración que Castillo Deball hace del códice, al yuxtaponer sus diversas interpretaciones e ilustrando su historiografía. De manera opuesta a la mirada de los clérigos, científicos y viajantes coloniales, quienes buscaban descifrar el sentido cultural de los rituales representados, y en algunos casos moralizando su conducta, la mirada de Castillo Deball ante el códice se apropia de la ficción intrínseca en la traducción cultural para acercarnos tanto a la cosmología del códice como al cuerpo histórico de sus intérpretes y sus dueños.
Los idiomas de los sucesivos propietarios del Códice Borgia son el hilo conductor de “El donde estoy va desaparenciedo”, la pieza de Mariana Castillo Deball que constituye su muestra en TEOR/éTica. El audio que se oye en la sala de exposiciones se compone de voces que pasan de nahuatl a español, a italiano, a alemán, para luego terminar en inglés; mostrando la cadena de subjetividades que han racionalizado la información del códice a lo largo de la historia. La voz de sus primeros intérpretes comparte procesos de ordenamiento y categorización de lo que hasta entonces era desconocido para la realidad metropolitana de los centros imperiales en Europa. Esta construcción de conocimiento acerca del pasado precolombino americano se constituyó a través de las prácticas científicas de recolección, clasificación y taxonomía. Por ejemplo, al transferir el códice a láminas litográficas para luego publicarlas bajo su narración, el antropólogo Seler diseccionó la narrativa original del códice, estableciendo a su vez una relación de posesión de conocimiento sobre el artefacto. El ejercicio de poder de esta práctica científica se estableció en gran medida a través del poder intrínseco de exhibir lo descrito. Pero en el caso del códice, su exhibición nunca es “real”, física, como lo sería un artefacto dentro de un museo etnográfico, si no a través de reproducciones. Esta condición de circulación a través de su aparición en publicaciones impresas pudo haber diseminado aún más el conocimiento del códice que las lógicas de presentación dentro de un inmóvil museo. Fue debido a su reproductibilidad mecánica, que el conocimiento antropológico decimonónico acerca de las civilizaciones mesoamericanas, comenzó a circular dentro de un campo académico y cultural que simultáneamente se estaba constituyendo en la época.
Además, al igual que un museo etnográfico, el códice interpretado en su versión moderna, impresa, construyó igualmente una otredad al raciocinio que la interpretaba. No cabe duda que gran parte del códice era para los mixtecas una herramienta utilitaria (un calendario) para lo que llamamos agricultura. Sin embargo sus intérpretes, quienes comprendían la razón como una manifestación secular, petrificaron la utilidad del códice debido a sus estructuras cosmológicas y religiosas. En otras palabras, el estudio de la antropología de otras culturas y otros saberes hizo, justamente, que estas “inclusiones” dentro del humanismo universalista de la ciencia se convirtieran en el lugar desde el cual se definiera al resto del mundo bajo un único raciocinio.
Eventos paralelos de la exposición:
- Taller con la artista Mariana Castillo Deball “Procesos Arqueológicos’’
- ¿Puede el subalterno hablar? – Inti Guerrero y Carlos Fallas
- Antropología del Presente I – “Daguerréotypes” (1976) un film de Agnes Varda (Bélgica, 1928)
- Proyección “Touki Bouki” (1973) de Djibril Diop Mambéty (Senegal) Con un comentario de Bértold Salas
- Proyección “Touki Bouki” (1973) de Djibril Diop Mambéty (Senegal)
- Proyección “La piedra ausente” (Documental) Dirigido por Jesse Lerner y Sandra Rozental. Con un comentario de Antonio Jara
- Proyección “La piedra ausente” (Documental) Dirigido por Jesse Lerner y Sandra Rozental.
- Antropología del presente III: Conversatorio con Carlos Sandoval
INFORMACIÓN
ARTISTAS: Mariana Castillo Debal
SALAS: TEOR/ética
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